Todo empezó un día completamente normal de 2004, al volver a casa de una reunión con los accionistas de la compañía aérea para la que trabaja entonces. Llevábamos una buena temporada revisando el modelo de negocio, preparando proyecciones a cinco años y analizando la viabilidad de posibles nuevas ramas de actividad.
Como es lógico, al principio solamente era una idea, pero su período de maduración podemos pensar que fue relativamente corto, puesto que al cabo de un año el proyecto empresarial ya empezaba a tomar forma, al principio como apoyo a otras consultoras que requerían de ayuda para poder desarrollar algunos de sus proyectos.
Han pasado más de dieciocho años desde que finalmente creamos la sociedad, con la consultoría de negocio como línea de actividad fundamental, y otra serie de servicios también contemplados en su objeto social.
Detectamos un nicho de mercado en el que pensamos tiene cabida un servicio de consultoría personalizado, prestado por profesionales con gran experiencia y solidez, que se unen temporalmente al equipo de trabajo de la empresa cliente, para que disponga de información más fiable, rigurosa y oportuna, que le ayude a anticipar la toma de decisiones, permitiéndole competir en igualdad de condiciones con las grandes compañías sin tener que aumentar su estructura, y por lo tanto sus costes, innecesariamente.
Como primer área desarrollamos la Consultoría de Gestión, enfocada a la pequeña y mediana empresa, a la que pronto se añadió el Asesoramiento Inmobiliario, enfocado a locales comerciales y oficinas, que duró un puñado de años.
Al cabo de poco más de un año, a finales de 2007, empezamos también a prestar servicios de Consultoría en Compraventa de Empresas y de Intermediación Hotelera.
En los más de diecisiete años transcurridos desde entonces, al inicio de la crisis económica que nos afectó hasta al menos 2012, momento en el que no parecía que los expertos se pusieran de acuerdo en si estábamos al final del principio o al principio del final, tras la pandemia y los acontecimientos de los últimos tres años, parece como si de nuevo nos hubiéramos subido a una montaña rusa de la que todavía no hemos podido o sabido bajarnos.
Durante todo este período la actividad de la empresa ha sido variada e intensa, permitiendo tejer una valiosa red de contactos, colaboradores profesionales, socios y clientes.
Asimismo, hemos podido ver cómo desafortunadamente potenciales prospectos o clientes, tras un grave deterioro de la gestión de sus negocios, llegaban a un punto de no retorno o entraban en una espiral de destrucción de todo lo edificado en los anteriores lustros, que en un número apreciable de casos podía haberse anticipado con tiempo suficiente para poder reaccionar cuando llegara la situación o incluso haberse evitado.
Tengo meridianamente claro, de hecho es un tema que conozco de primera mano, que en ocasiones resulta tremendamente complicado pedir ayuda externa para sacar adelante el negocio que has creado y desarrollado, al que has dedicado muchos años de duro trabajo, pero los tiempos y los entornos cambian cada día con mayor rapidez, es definitivamente peor caer en la procrastinación, dilatar de forma indefinida esa decisión, hasta que ya no tienes ni siquiera la opción de tomarla, porque la situación de tu negocio ya no es reversible.
También estoy convencido por otro lado, de que hay que seguir luchando por tus proyectos, del tipo que sean: empresariales, personales o vitales, manteniendo siempre la suficiente dosis de humildad como para reconocer cuando no sabemos sobre algún tema o asunto, surgen situaciones completamente desconocidas, o simplemente las circunstancias nos desbordan, y solicitar apoyo a quien nos puede echar una mano profesional, que en los tiempos que corren puede ser hasta gratuita en una fase inicial, como por ejemplo obtener un diagnóstico preliminar de las áreas en las que se recomienda una actuación.
Incluso aunque en ocasiones pensemos al encender el ordenador y revisar el correo electrónico que estamos dentro de un bucle o simplemente viviendo otro Día de la Marmota, como le sucedía a Phil Connors (Bill Murray) en la película de Harold Ramis, tengo la seguridad de que no es cierto, aunque no tenga la capacidad de demostrarlo de una manera científica, ni empírica ni racional.
Por lo que respecta al futuro, cerca del vigésimo cumpleaños del proyecto empresarial inicial, tenemos previsto continuar prestando nuestros servicios como hasta ahora, y estamos preparando el desarrollo de algunos ámbitos contenidos en el objeto social de la compañía que no hemos incorporado todavía, buscando seguir avanzando y creciendo, aprovechar todas las oportunidades que van surgiendo y a la vez seguir aportando nuestra experiencia y conocimiento.
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