A vueltas con la idoneidad, ¿todos podemos hacer cualquier cosa?

Está claro que hay que hacer de la necesidad virtud y, en los tiempos en los que vivimos, en un amplio número de casos podría parecer que todos servimos para desempeñar casi cualquier trabajo, solamente es necesario que nos lo ofrezcan para que digamos que podemos hacerlo, lo cual quizá sea cierto en muchas ocasiones, pero también en otras lleva aparejadas consecuencias nefastas para todo lo que rodea al puesto en cuestión, incluyendo no solamente personas sino también organizaciones.

Conforme va pasando el tiempo, y avanza nuestra trayectoria profesional, nos volvemos generalistas en el área en la que hemos desarrollado nuestra actividad y especialistas en los sectores en los que hemos trabajado, lo cual debe ayudar a ser cada vez más polivalentes o versátiles a la hora de asumir nuevos retos.

Pero, en mi opinión, todo tiene un límite y en este caso viene dado por la idoneidad, entendida en el sentido de que siempre hay alguien que resulta ser la persona más adecuada para acometer con mayores garantías de éxito todo lo que implica ocupar un determinado puesto: funciones, responsabilidades y tareas.

Además, le costará mucho menos tiempo y esfuerzo entender tanto lo que tiene que hacer como por qué y para qué debe hacerlo, y eso facilitará tanto su trabajo como el de todos los que se ven de alguna manera afectados por su grado de eficacia y efectividad.

Claro que, además de la formación, capacidades, experiencia, aptitud, actitud, etc., es totalmente comprensible tener en cuenta la afinidad, que podrá permitir hacer una mejor elección en igualdad de condiciones, pero no es recomendable que se convierta en la única condición que justifique la elección a realizar, ya que puede suponer una serie de problemas que podrían haberse evitado si se combinan y consideran todos y cada uno de los criterios.

(Entrada publicada el 21 de Abr de 2016, aparece fecha actualización blog)

2 comentarios

  • También se puede pensar en afinidades complementarias: uno puede ser un fiera en las ventas y la persona de al lado menos competitiva vendiendo pero muy organizada. En el mundo de la gestión comercial, en la que se mueven los clientes de mi empresa, ocurre que muchos comerciales se ven unos a otros como competencia interna. Gestionar las afinidades y trabajar en equipo (e incentivar individualmente y en equipo) es la solución para esas dinámicas.

    • pymero dice:

      Muchas gracias por tu comentario, Arancha. Estoy de acuerdo contigo, creo es fundamental aprovechar las aptitudes y actitudes complementarias, trabajando en equipo en el logro de los objetivos comunes. También es lógico, en mi opinión, no perder de vista a la hora de motivar e incentivar el enfoque individual y grupal. Saludos cordiales,

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